Viajar en vacaciones de verano requiere planificación adicional para personas que viven con enfermedades crónicas como hipertensión, diabetes o asma. Transportar los medicamentos de forma adecuada garantiza la continuidad del tratamiento y evita complicaciones.

Lo primero es llevar los medicamentos en su empaque original y con receta médica impresa o digital. Esto es útil para pasar aduanas o, en caso de pérdida, solicitar reemplazo en una farmacia local.

Usa pastilleros semanales si el viaje será largo, pero asegúrate de llevar una cantidad adicional por posibles retrasos. No olvides incluir medicamentos de emergencia como insulina o inhaladores.

Para medicamentos que requieren refrigeración, existen bolsas térmicas portátiles con gel frío reutilizable. Se pueden encontrar fácilmente en farmacias y tiendas en línea.

Configura alarmas en tu celular o apps para que las nuevas rutinas o zonas horarias no interfieran con tus horarios de medicación.

También es recomendable llevar un resumen clínico y los datos de contacto de tu médico. Si estás en otro país, investiga si hay restricciones sobre ciertos fármacos.

Durante el viaje, trata de mantener tus hábitos alimenticios y horarios lo más estables posible. Cambios bruscos pueden descompensar tu condición, especialmente en enfermedades como diabetes tipo 2.

Al llegar a tu destino, ubica la farmacia más cercana y verifica si tu seguro médico tiene cobertura en la zona. Esto te dará mayor tranquilidad ante cualquier imprevisto.