Julio es sinónimo de vacaciones escolares, viajes y cambios de rutina. Sin embargo, también es una época en la que el sistema inmunológico puede verse afectado por cambios en la alimentación, el descanso o la exposición a nuevos ambientes. Por eso, es ideal reforzar las defensas de manera natural.
Una buena hidratación es esencial, especialmente en climas cálidos y húmedos. Llevar siempre una botella de agua y evitar bebidas azucaradas o con cafeína ayuda a mantener el cuerpo en equilibrio.
Consumir alimentos ricos en vitamina C, zinc y antioxidantes, como frutas cítricas, papaya, espinaca y nueces, mejora la función inmune. Si estás de viaje, intenta mantener estos nutrientes en tu dieta diaria.
Dormir bien sigue siendo clave. Aunque estés fuera de casa, procura respetar un horario mínimo de sueño y limitar el uso de pantallas en la noche. El descanso profundo estimula la producción de células defensivas.
El ejercicio ligero, como caminar, nadar o andar en bicicleta, mejora la circulación y la oxigenación de los tejidos, ayudando al sistema inmune a funcionar correctamente incluso en vacaciones.
No olvides tu protección solar. Las quemaduras reducen la respuesta inmune de la piel y favorecen infecciones. Usa bloqueador incluso en días nublados y reaplica cada 2 horas.